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lunes, 19 de mayo de 2014

Conclusiones y referencias

Conclusiones.

     El liderazgo se considera como la toma del mando de la actividad realizada, es decir, es la persona que es encargada de tomar las decisiones para que el trabajo de cierta actividad que se esté realizando siga el curso en el que se está planeado.
     Así mismo, el liderazgo tiene varios estilos, los cuales pueden ser abordados; uno de ellos es el liderazgo distribuido, el cual consiste en que no debe de haber un líder único, sino que las actividades son encomendadas a un grupo selecto de personas para que éstas, al mismo tiempo que realizan sus actividades, estén fungiendo como líderes. Esto es con el fin de que no sea una sola persona la que esté a cargo de todo, sino que exista menos presión al realizar las actividades, además de que se llegue al objetivo de manera óptima y eficaz.
     Este estilo de distribución de trabajo es altamente recomendable sobre todo para organizaciones numerosas, donde la carga laboral para una persona es mucha. Es de gran ayuda también, para los trabajadores, porque es una manera de hacerlos participes en la búsqueda del objetivo. Sin embargo, este tipo de organización conlleva a una elaboración bien estructurada de las funciones que realizara cada líder, de tal manera que se busca la más óptima funcionalidad, y previendo posibles fallas en la cadena de actividades que se encomienden a los participantes.





Referencias.
Hernández, E., Santo, N., González, N. (S.f.) El liderazgo. Universidad católica San Antonio de Murcia. Recuperado de http://psicologiadeltrabajoucam.wikispaces.com/file/view/EL+LIDERAZGO.pdf
Longo, F. (2008) Liderazgo distribuido, un elemento crítico para promover la innovación. Capital Humano, n. 226, pág. 84. Recuperado de http://www20.gencat.cat/docs/CulturaDepartament/SGEC/Documents/liderazgo%20distribuido.pdf
Murillo, F. Javier (2006) Una dirección escolar para el cambio: del liderazgo transformacional al liderazgo distribuido. REICE, 4(4e) Recuperado de http://www.rinace.net/arts/vol4num4e/art2_htm.htm
Riveros Barrera, A. (2012) La distribución del liderazgo como estrategia de mejoramiento institucional. Educ. Educ. Vol. 15, No. 2, 289-301. Recuperado de http://educacionyeducadores.unisabana.edu.co/index.php/eye/article/view/1845/2890



Desarrollo

Fiedler considera el liderazgo como un hecho subjetivo que estructura el poder de un grupo. Esta unidad estructurada se realiza por medio de una constelación de relaciones entre el líder y los restantes miembros del grupo. Este líder debe tener como características principales la satisfacción de necesidades de su grupo, la seguridad y la tendencia a la unidad.
(Longo, 2008)
     El movimiento de investigación sobre liderazgo en instituciones educativas tuvo sus inicios a principios del siglo XX bajo la influencia del positivismo. Desde entonces, liderazgo y gestión han estado íntimamente relacionados. Leithwood y Duke (1999) han identificado seis aproximaciones al liderazgo escolar en la literatura sobre gestión educativa (Riveros, 2012)
            El liderazgo distribuido quiere decir que la realización de las tareas propias del liderazgo se extiende a muchas más personas que se ven impulsadas a liderar al mismo tiempo que realizan sus actividades profesionales ordinarias.
(Longo, 2008).
            La clasificación de estilos de liderazgo más clásica proviene de los estudios de Lewin y colaboradores (Lewin y Lippit, 1938; Lewin, Lippit y White, 1939). Estos autores distinguen entre:
            Estilo autoritario o autocrático: el líder generalmente es designado por alguna autoridad, aunque también puede haber sido elegido por el grupo. Es un estilo de liderazgo basado en la dominación de una sola persona o en el grupo, que ejerce un alto grado de control sobre este. El líder toma las decisiones de forma unilateral, en nombre del grupo. Actúa como jefe, determina el modo de proceder del grupo y ejerce la autoridad por sí solo. El líder autocrático considera legítimas las diferencias de estatus y de poder. A la vez que es exigente y directivo, y que asume una actitud de autoridad y control hacia los individuos menos poderosos, su actitud es de conformidad con las normas y de subordinación y sumisión ante aquellos individuos de mayor estatus que él.
            Estilo permisivo o liberal: se trata de un liderazgo pasivo en el que el líder no participa en las actividades sino que “deja hacer”, dando al grupo plena libertad para tomar decisiones. Con este tipo de liderazgo no se dan indicaciones u orientaciones a los miembros. No existe una coordinación y hay falta de objetivos, de planificación y de organización, resultando prácticamente imposible mantener una dirección común. Se basa más en el individualismo, en acciones e iniciativas más individuales y espontáneas. Finalmente nadie decide, la apatía y el desinterés suelen aparecer y, por tanto, el grupo termina por desintegrarse.
            Estilo democrático o participativo: el liderazgo es compartido, el poder de decisión está repartido y basado fundamentalmente en el consenso. El líder  democrático permite al grupo avanzar y proponer con libertad los planteamientos generales. Recoge las diferentes aportaciones y valora las sugerencias, sugiere procedimientos y estrategias alternativas. Su labor va mas encaminada a coordinar, motivar, impulsar la participación, facilitar la comunicación, promover la integración y potenciar la cooperación. Para ello se fomenta un clima de libertad, de respeto y de espontaneidad. Todos los miembros están implicados, participan y trabajan juntos para alcanzar objetivos o resolver problemas comunes. Se logra una elevada cohesión y se favorece tanto el desarrollo grupal como el individual. A través de la intervención en el grupo se potencia la calidad de las relaciones interpersonales, el crecimiento individual y el desarrollo personal.
            Estilo paternalista: basado en la protección y el amparo del líder protector, que se considera obligado a tomar decisiones en nombre del grupo para bien de éste. Ejerce el papel de “padre” del grupo, ocupando una posición central, asesorando, escuchando, supervisando y tratando a cada miembro del grupo de forma personalizada. Suele ser conciliador. Su conducta es cordial, amable y sutil, evitando las discusiones y atendiendo siempre las necesidades de su equipo. El exceso de protección puede acabar por debilitar las posibilidades de desarrollo de cada miembro como individuo. No delega ni facilita que su grupo aprenda de los errores. El líder paternalista también tiene poder para castigar, por lo que a veces se puede producir un cierto solapamiento con el estilo autoritario.

Lo más común es pensar que el liderazgo se ejerce o se practica, no que se transfiere. Sin embargo, si un líder ejerce su influencia de manera monopolística, minimiza su impacto en la organización y, por consiguiente, deja una parte de su tarea por realizar.
       El liderazgo distribuido facilita a todos realizar el trabajo de forma más eficiente y destacada; con él se fortalece a individuos ya destacados (Murillo, 2006).
            La transferencia de liderazgo se parece más a un proceso compartido y controlado de desarrollo humano y profesional, practicado entre dos personas en el cual la dimensión pedagógica es inseparable de la renuncia a una parte significativa de control. Eso sí, no estamos ante un abandono irresponsable. La supervisión del qué y el cómo aparece sustituida por una conversación recurrente entre ambos cerca de los objetivos comunes, el sentido de lo que hacen, las metas comunes y los valores subyacentes. Es una conversación guiada por la “empatía dura” que recomienda al directivo Gofee y Evans (2000,27).
            Cuando el liderazgo se distribuye como una propiedad en la escuela, su práctica se evidencia en las interacciones de los sujetos y los grupos. Esto se puede ver con mayor claridad en los tipos de interacción que Spillane (2006) identifica: colaborativa, colectiva y coordinada.
            La distribución colaborativa es aquella interacción en la que dos o más individuos trabajan al mismo tiempo y en el mismo lugar para ejecutar la misma acción de liderazgo. La práctica se desarrolla en equipo y la tarea es la misma.            La distribución colectiva se da cuando los líderes trabajan de manera interdependiente en lugares y momentos diferentes, de tal manera que las tareas de una persona o grupo complementan las tareas de otras y la suma de todas genera una práctica de liderazgo.
            La distribución coordinada surge cuando la práctica del liderazgo requiere acciones secuenciales. Como en una carrera de relevos, la actuación coordinada requiere que los miembros del equipo trabajen de manera secuencial para alcanzar la meta.
(Hernández, Santo, González, S.f.)







Introducción

     Éste blog está creado con fines académicos para la materia de nuevas tecnologías de la información y la comunicación (NTIC) de la Universidad de Sonora.

      A continuación abordaremos el tema de “Liderazgo Distribuido”, en el cual, daremos a conocer tanto su significado, como sus inicios, así como una breve introducción al tema por medio de las características del liderazgo y su clasificación de estilos, los cuales, nos ayudaran a entender mejor el tema.
     El liderazgo distribuido facilita a todos realizar el trabajo de forma más eficiente y destacada. Este tipo de liderazgo se da por medio de una relación entre el líder y los miembros restantes del grupo y dio sus inicios a principios del siglo XX. Para que se dé el liderazgo distribuido, el líder tiene que preocuparse por las necesidades y la seguridad de sus miembros y tener tendencia a la unidad. Esto quiere decir que la realización de las tareas propias del liderazgo se extiende a muchas más personas, las cuales, que se ven impulsadas a liderar al mismo tiempo que realizan sus actividades profesionales ordinarias.
     El liderazgo se clasifica en varios estilos, que a lo largo del cuerpo del ensayo se verán desarrollados de una manera breve, los cuales son: el estilo autoritario o autocrático (en donde el líder es elegido por alguna autoridad o miembro del grupo), permisivo o liberal (el liderazgo es pasivo y el líder no participa en las actividades, si no que da total libertad a sus miembros para la toma de decisiones), así pues, tenemos también al estilo democrático o participativo ( el liderazgo es compartido y el poder de decisión está repartido entre los miembros y el líder por medio de un consenso), estilo paternalista (basado en la protección y el amparo del líder, el cual toma decisiones en nombre del grupo para el bien de éste).
     Gracias al liderazgo distribuido, los miembros del grupo se fortalecen más, puesto que cuando el liderazgo se distribuye como una propiedad en la escuela, su práctica se evidencia en las interacciones de los sujetos y los grupos. Spillane identifica tres tipos de interacción: colaborativa, colectiva y coordinada.